"Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana..." (Y ahora os recomiendo, antes de seguir leyendo, subir los altavoces a tope y pulsar a play en el siguiente reproductor:)
UNA VIEJA ESPERANZA
Nos encontramos en un periodo de
desconcierto arqueológico. Las máquinas
del ladrillo han sido por fin apagadas y,
a la fuerza, muchos paletines, antaño armas
de la cata, han acabado recluidos en régimen
de esclavitud en oscuras floristerías.
Durante la batalla, muchos han perdido
trabajo, ilusión, familia y sueños.
La burbuja inmobiliaria, una estación
espacial acorazada con potencial suficiente
para destruir un país entero, ha estallado.
Perseguidos por los siniestros agentes
de la Academia y la Administración, muchos
arqueólogos buscan refundar la disciplina,
superar la crisis y seguir excavando.
Muchos pretenden, de este modo, devolver
la Galaxia a sus años dorados...
Muchos pretenden, de este modo, devolver
la Galaxia a sus años dorados...
¿Existirá arqueología en el universo Star Wars? Si existiera probablemente sería algo como lo que se ve en la imagen, no muy distinta a la arqueología de toda la vida, con su polvo, sus papeles, sus cuadernillos, paletines, carretillas y sus naves militares estrelladas tras alguna batalla, cubiertas finalmente por la tierra. Si existiera la "arqueología galáctica" quién sabe si tendrían los mismos problemas que nosotros, una burbuja inmoviliaria maligna, mucho curro en época de vacas gordas -¿o serían banthas gordos?- y de espejismos aún más gordos. Y ahora, ¿qué? Se preguntarían.
Como en la Galaxia, también en nuestro país existen todavía arqueólogos que quieren volver a la época de bonanza. Aquel tiempo de oro en el que el trabajo y el dinero nos desbordaba. Se excavaba mucho, o se hacía algo parecido. Así la describió Jaime Almansa hace poco: "Académicos mayoritariamente desentendidos del mundo y absortos en su búsqueda de un conocimiento que no termina de llegar a nadie. Empresarios que aprovechan el exceso (o defecto) de trabajo para cosificar investigadores, convertidos en herramientas para la liberación del terreno. Técnicos desbordados y desmotivados. Estudiantes todo terreno que aceptan la precariedad como salida a la nada." Y acaba con una pregunta que debemos hacernos todos: "¿Era esa la Arqueología que queremos?"
No sé si de verdad hemos cambiado mucho pero sé que es el momento del cambio. Un cambio sincero de la arqueología tradicional hacia nuevos horizontes que hagan de nuestra disciplina una ciencia más rigurosa, social, ética y pública.
Los que analizan la situación de la Arqueología Española en la actualidad -y muy revelador es en este sentido el último artículo de Neil- hablan de unas oportunas modas a las que muchos de los arqueólogos que se han quedado sin trabajo se están sumando en masa: entre ellas destacan, entre otras, la arqueología pública (con los talleres, quizás, por bandera) y la arqueología virtual. Dos ramas de la arqueología que, en principio, son muy positivas: la primera busca la integración de toda la sociedad de nuestra profesión y de los frutos de nuestro trabajo ya que, al fin y al cabo, el patrimonio pertenece a toda la sociedad y en muchas ocasiones es el dinero público el que nos paga; la segunda explota el desarrollo de las nuevas tecnologías, el famoso mundo del 3D, que permiten importantes avances en la metodología de documentación, investigación y difusión del patrimonio arqueológico.
A estos carros, entre otros, se está subiendo gran parte de la comunidad profesional arqueológica porque no tienen qué llevarse a la boca y ven en ellos posibles puertas a un futuro profesional. No creo que sea denunciable. En algunas ocasiones, bien es cierto, hay gente que quiere volver a la época de bonanza económica anterior de forma rápida e irreflexiva aprovechándose del trabajo en estas nuevas disciplinas pero, generalmente, se dan de bruces con la realidad y se dan cuenta de que ni es tan fácil organizar talleres didácticos ni se documenta un edificio en 3D por arte de magia. Generalmente no llegan a buen puerto. Estos casos reflejan la situación actual de la arqueología pero no creo que modifiquen en gran medida el futuro de nuestra disciplina. Otra cosa totalmente distinta es la gente que apuesta por estas nuevas "modas" para caminar de verdad hacia un tipo de arqueología distinta hacia la creación paulatina de una arqueología de mayor calidad científica y humana. Estas iniciativas serán las que de verdad marquen el cambio y condicionen el futuro de nuestra profesión.
No nos olvidemos, para acabar, de dos cosas: que no se debe menospreciar la importancia de la arqueología tradicional, la investigación arqueológica pura que se ocupe de la terra sigillata hispánica o de los sistemas de poblamiento del alto Ebro; y que es fundamental comprender que no sólo no podemos volver atrás a aquella época dorada destruida por la famosa Crisis sino que es deseable no hacerlo. Tanto dentro de la Arqueología como fuera de ella se cometieron muchos desmanes que es importante no volver a repetir.
Que la fuerza nos acompañe a todos. Que falta va a hacer.
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