viernes, 8 de agosto de 2014

Review 3.0. El último viaje de la Fragata Mercedes en el MAN

En ocasiones hablamos de más. Nos puede la lengua y nos indignamos contra todo, viendo malas prácticas en cualquier cosa, desatinos e incluso mala voluntad. Ocurre con frecuencia en un momento en el que se está cayendo la máscara de tantos caraduras que se nos siguen vendiendo como el futuro de nuestro país, en una sociedad en la que quieren hacernos creer que solo importa el valor económico y en la que la prensa contribuye en muchos casos a crear confusión y desvirtuar aún más el sentido de las cosas.

Esto es lo que ha creado durante las últimas semanas ciertas explosiones de desencanto e indignación, en las redes sociales y otros medios, contra la exposición temporal "El último viaje de la Fragata Mercedes. Un tesoro cultural recuperado". O, más bien, contra lo que los medios de comunicación nos contaban de esta exposición: un suculento montón de monedas. Sí, parecía reducirse sólo a eso, a una suerte de casino de luces, espejos y reales de a ocho de plata

Sin embargo, nuestras muestras de descontento -sin duda prematuras- ante lo que era la primera exposición temporal del renovado MAN se han demostrado erróneas. Habíamos hablado antes de tiempo y sin visitar la exposición. Nos equivocamos. Lo que uno se encuentra al visitar la exposición en su conjunto no tiene nada que ver con el canto al dinero que presuponíamos. Se trata de una completa muestra que te acerca al contexto histórico de finales del s. XVIII y principios del XIX, al último viaje de la Fragata Mercedes desde Montevideo a su fatídico destino, a la batalla que se llevó a cabo el 5 de Octubre de 1804 frente al Cabo de Santa María, a la arqueología subacuática, al Caso Odissey, etc. Una completa exposición que hay quien quiere ver ensombrecida por la montaña de reales de oro y plata que encontramos casi al final. Yo creo que es al revés, el conjunto de la exposición arrincona la opulenta colina de monedas

Además, y por eso le damos un espacio en este blog, la muestra cuenta con algunas herramientas propias de la virtualización del patrimonio que es interesante comentar por lo que significan, porque marcan en cierto modo el camino que están tomando las últimas exposiciones en cuanto a representación gráfica del patrimonio gracias a las nuevas tecnologías.


Uno de los primeros recursos que encontramos en la exposición es un interesante audiovisual proyectado sobre una esfera -imitando un antiguo globo terráqueo- que nos muestra la situación política a finales del siglo XVIII y principios del XIX, hasta producirse el ataque al grupo de naves entre las que se encontraba la Mercedes y su posterior captura y traslado a Inglaterra. Destaca una estética que recuerda a algunos videojuegos, como Imperial Glory o Empire Total War. Esta es una constante en muchos de los trabajos de virtualización del patrimonio, que se inspiran de forma inteligente en videojuegos, fundamentalmente de estrategia, para llevar a cabo las recreaciones virtuales. Probablemente sea algo que veamos con más recurrencia en el futuro, quién sabe si, incluso, se podrán hacer colaboraciones entre empresas de videojuegos y empresas patrimoniales para llevar a cabo grandes proyectos de visualización interactiva del patrimonio.



Después, en el ecuador de la exposición, podemos internarnos en una sala que cubre su puerta con una pesada cortina negra para ver otro audiovisual, en este caso a tamaño casi de cine, en el que se nos presenta el relato de la Batalla del Cabo de Santa María en la que la Fragata Mercedes voló por los aires. Es un audiovisual que combina escenas reales con sencillas animaciones, en este caso en 2D. La explicación se hace amena y emocionante, trasladándote sin dificultad al contexto de la batalla. El uso de ilustración digital en 2D o de una técnica 3D muy esquemática, a modo de comic o freestyle, es algo que se está extendiendo poco a poco en este tipo de audiovisuales (sólo hace falta ver los que se encuentran en las salas permanentes del MAN) y puede ser una buena opción pero tampoco hay que abusar de ella. La mejor solución suele ser combinar distintas formas de representación para no cansar al personal y hacer el vídeo más atractivo y sugerente.

El gran formato del audiovisual, al que no hace justicia la foto, utiliza dos proyectores de forma simultánea.


Por último, en una pequeña esquina de una sala de paso, tenemos una aplicación de RA (Realidad Aumentada) en la que podemos ver dos fragatas en 3D, una inglesa y otra española (cada una sobre un marcador), y cómo se disparan entre ellas hasta saltar por los aires la segunda, presumiblemente representando la explosión de la Mercedes. Es una aplicación bastante simple y que en realidad aporta poca -o ninguna- información histórica, eso sí, es muy espectacular. Es algo que tiene especial acogida entre los chavales más jóvenes, que juegan a explotar el barco del contrario (desgraciadamente, siempre pierde el español). La RA es una tecnología de representación gráfica que permite una interactividad con los contenidos y, por lo tanto, puede enriquecer la conversación con las propias exposiciones. Se trata, a mi parecer, de un recurso que tiene muchísimo potencial pero todavía adolece de ciertas limitaciones (como, por ejemplo, el correcto reconocimiento de marcadores en movimiento). Sin duda, una tecnología que aplicada a los museos y a las exposiciones temporales va a dar mucho juego en el futuro. 

Aplicación de RA presente en la exposición.

En definitiva, se trata de una exposición tremendamente recomendable dotada de buenos recursos de la virtualización del patrimonio que se combinan a la perfección con el resto de contenidos sin ocupar un espacio protagonista. 


Nota exposición: 9/10
Nota recursos de virtualización: 8/10



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